lunes, 16 de mayo de 2011

Manis indignadas.

Parlament de Catalunya i el Desconsol
Han estado correctas las manifestaciones realizadas en Barcelona, Catalunya y en otras ciudades de Espanya. La de ayer en Madrid, aumentada por los voceros de El País, parece ser que trae cola o se la han montado. Está bien ir indignado, para seguir la consigna panfletaria de Stéphane Hessel. Pero estaría bien ir avanzando en serenidad y firmeza. Los tiempos del voluntarismo ya no son los nuestros de ahora.
Claro que la respuesta de los partidos políticos a estos hechos, es algo que merece más reflexión que sólo una opinión a vuela pluma mental. Es curioso, como en algunas ocasiones, todos los políticos se ponen de acuerdo. Cuando se les zarandea sin distinción y peligra su plaza fija en alguna prebenda, ¡menuda la arman!
Resulta, ¡ya veis!, que para reclamar los derechos fundamentales como los de trabajar y cobrar, los de tener un salario digno, realizar un control cierto a los bancos y al mercado, resulta que, según dicen todos ellos, la garantía está en las urnas y en los mecanismos que la democracia avala.
La misma democracia, representada por los miembros electos de cada partido, que no es capaz de hacer nada de lo que se reclamaba este fin de semana en las distintas expresiones de libertad y no de clientelismo barato, la que no ha sido capaz de proponer y hacer avanzar los logros conseguidos, no sin mucho esfuerzo y lucha por parte de los ciudadanos de este país.

Han sido innúmeros los años invertidos en conseguir arrebatar privilegios sin par, a los mismos que ahora se los están cobrando y, ¡cómo no!, con intereses. Está bien estar indignado, pero hemos de avanzar serenos, sin delegar nuestro poder en esos mediocres políticos advenedizos, que saben tanto de política real como de escalar el Himalaya. No son de fiar. Se les ha de vigilar, porque la codicia es demasiado fuerte y el espíritu demasiado débil. El hedonismo politiquero los infecta sin remedio y no hay vacuna, por lo que se ve.
Amén.

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