lunes, 5 de julio de 2010

Vivir bajo libertad vigilada


El día menos pensado, tenemos el ojo del Gran Hermano en casa, en la calle y por todas partes. Pero el Gran Hermano del que nos hablaba Orwell en su libro “1984”, no de ese desastre de programa que perpetran por la tele. Sin embargo, ¡la sorpresa es que ya lo tenemos aquí! De repente, en un momento determinado, entras en una oficina de una entidad de crédito (¿por qué este nombre, si para conseguir uno has de tener más euros de los que solicitas?), y encuentras un monitor televisivo que te va diciendo que se está registrando todo por tu seguridad.
Otro instante, en la calle, te fijas que también hay cámaras ocultas, no las de filmar tonterías, sino para grabarnos por nuestra seguridad, supongo. También en los grandes almacenes velan por nuestra integridad.
Pero..., ¡ay, amigos! Tiempo después sabes que ni siempre están grabando, ni siempre guardan las grabaciones hechas. Lo encuentro genial, de veras. ¡Genial!
Propuesta: Que estas entidades, dejen a mano del ciudadano un mando a distancia y que cada uno escoja el momento en que quiere ser grabado por su seguridad, así ahorraríamos jugarretas a los ciudadanos honrados, aquellos por los que nuestras autoridades, proveedores y otros bien pensantes, velan. Eso sí, poco. ¿O quizá demasiado?
Estamos viviendo en unos países en donde la libertad se pregona con la boca abierta, pero con el puño cerrado. ¡Ah, y si os fijáis llevan porras y esposas en el cinto! Debe ser lo que el Emperador llama vigilancia preventiva.
Mirad, no me interesan los que velan por mi seguridad y en el cinturón portan armas. A veces se disparan al aire y matan a alguien.
Claro que la gana mata más que todas las guerras juntas, pero no hay planes preventivos para erradicarla. No es rentable y ahora y aquí o las cosas son rentables o no son. ¡Y punto! Guerras preventivas, vigilancia preventiva..., ¡hambre previsible!
Y por último, de momento, otra aportación: más educación en las escuelas, por supuesto, pero más esfuerzo por transmitir valores desde las familias, de otra manera tendremos todo esto por in saecula saeculorom y espero que no ¡amén!

Sugerencia: ¡Más educación, menos represión!

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