viernes, 9 de octubre de 2009

Los androides de este país, renacen de sus cenizas. Y no son Aves Fénix, sino rapaces.

 Text: Manel Oriol

València, país de contrastes. País de gente honrada, en donde, súbitamente, aparecen un montón de gente deshonesta y vividora a costa del erario público.


Nadie se sonroja. Me refiero a los que deberían sonrojarse, por supuesto. Y también a los que votando a esa gentuza, como si de Francos se tratara, continuan pensando que todo es una conjura judeo - masónica, para destronar a sus ídolos. No se dan cuenta que, como todos los ídolos, tienen los pies de barro.


Lo más sorprendente, es darme cuenta que esa escoria sigue pensando: La ciudadanía de las naciones de este país es tonta de capirote.


¡Lástima de esfuerzos gastados para permitir que, androides como estos, pudieran tener el mismo grado de libertad que el resto de personas cabales, juiciosas y honradas!


A Allende le costó la vida. Por poner un ejemplo. Hay más.

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