miércoles, 24 de septiembre de 2008

¿Hasta cuándo?

Es cuestión de educación, no de cultura. Es cuestión de sensibilidad no de obligación. Es cuestión de ser, simplemente, persona y pensar, sentir y vivir como tal. Y en temas de violencia familiar (contra las mujeres, pero no sólo contra ellas), las familias han de estar educadas y sensibilizadas.

No ayuda nada que una mujer quiera divorciarse y la propia madre le aconseje que no, porque "mira niña, tu padre y yo no somos perfectos, pero no nos ha ido tan mal."

A lo mejor lo dice con la marca de los puntos en la mejilla de cualquier "pequeña discusión familiar." O a lo mejor le aconseja que no sea tonta, que es muy buen chico, trabajador y que tiene un buen sueldo, con lo cual ella puede estar en casa tranquilamente cuidando a los niños (y llevarlos al cole, lavar la ropa, tenderla, cocinar, ir a hacer la compra, preparar la mesa para comidas y cenas..., en fin, naderías). ¡Ah, y no se se le ocurra trabajar fuera de casa, que es más selecto el repertorio!

Cuidando a los niños y soportando las humillaciones que a menudo él, el perfecto, le inflinge. Pero, ¡ohhh, que pena!, esto no se ve.

Lo que sí se acaba viendo es algo, como esta noticia extraída del diario "El País" digital de hoy:

Un hombre de 64 años se entregó ayer por la tarde en el cuartel de la Guardia Civil de Villanueva de la Cañada (Madrid) tras apuñalar y degollar a su esposa, Cristina, de 66 años, de la que estaba en trámites de separación. De hecho, la vista para el divorcio estaba prevista para hoy, según fuentes cercanas a la familia. Este homicidio eleva a 53 el número de muertes por violencia machista en lo que va de año.

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