viernes, 24 de septiembre de 2010

De negrero a socio: "Allá por 1562, el capitán John Hawkins había arrancado trescientos negros de contrabando de la Guinea portuguesa. La reina Isabel se puso furiosa: "Esta aventura -sentenció- clama la venganza del cielo". Pero Hawkins le contó que en el Caribe había obtenido, a cambio de los esclavos, un cargamento de azúcar, pieles, perlas y jengibre. La reina perdonó al pirata y se convirtió en su socia comercial." del libro "Úselo y Tírelo", de Eduardo Galeano, editorial Planeta, 1994.


Esta parada de mercadillo está insertada en un todo más grande. No se ve al dueño ni al dependiente ni a nadie que se responsabilice de ella. Aparentemente. En cuanto entras en su territorio, aparece alguien que se ofrece a venderte lo que quieras de aquello de lo que disponen. Entonces, es el momento de escoger y el momento siguiente es el del regateo.

No sé por qué, cuando miro el panorama mundial, me acuerdo de esta parada de mercadillo. Ves los productos: financieros, bienes, servicios. Aparentemente, nadie hay detrás de todo este gran mercado. Sin embargo, en cuanto te aproximas y miras con atención "su" territorio, aparecen personas con nombres y apellidos que te saludan con cara amable. Sólo que no puedes escoger y mucho menos regatear. O es lo que te marcan o no hay nada a hacer.

Prefiero los mercadillos en donde se puede escoger y hasta regatear. Los otros, los que nos enseñan su mejor sonrisa mientras te desnudan y te venden tus ropas, de nuevo, a precio desorbitado, esos no me interesan.

Sin embargo, parece ser, es casi seguro, con una certeza elevada que nos compran y venden por piezas sin que nadie se inmute. Me refiero a aquellos que pueden inmutarse. Los ejemplos están cerca, no hace falta emigrar a países lejanos, aunque también. La política, creo que así ha sido siempre, es un mercadeo en donde gana aquel que menos arriesga y aquel que más uso de la autoridad hace.

En fin, que los mercaderes de este país..., quiero decir que los políticos de este país no están por la labor de favorecer a la ciudadanía, sino de hacer malabares en los semáforos, para confundir al personal y alargar su poder tanto tiempo como les sea posible.

No se les puede dejar solos. Son como críos..., mal criados, por cierto.

Hipócritas, falsos, deshonestos, desvergonzados, estos forman parte de aquello de lo que tanto hablan: La gestión por valores. Y ellos ponen en valor todo lo contrario de lo que pregonan: Sacrificio, dedicación al ciudadano, optimismo en el futuro, ansias de trabajar. ¡Bah!, sinsorgadas frikis, para ciudadanos honrados.

De veras, no se les puede dejar solos.

2 comentarios:

MOE dijo...

Ya sabes de mi pasión por Galeano!
Ahora me he hecho socia de Attac, cuanto más vieja más guerrera!!
Sigo creyendo en que otro mundo mejor es posible y hasta que el cuerpo aguante, seguiré aportando mi granito de arena..

OM! dijo...

La comprensión de lo que pasa en el mundo, su interpretación subjetiva, por supuesto, (pero es la que tenemos)y las acciones que podamos y queramos realizar, debería ser lo penúltimo a abandonar. Lo último, ya veremos que es. En todo caso,estoy de acuerdo contigo: otro mundo es posible y está en éste, sin dudas ni paliativos. Estaría bien que a los políticos no los dejaramos solos, porque se los engullen vivos todas las corporaciones economico-financieras.
Salut, alegria i federalisme!