martes, 19 de agosto de 2008

El agua, cada día está más lejos. Gracias, guardián de mi libertad.

Voy caminando, como cada día, desde siempre, a la búsqueda del agua y de la leña para cocinar.
A partir de ya mismo, otros lo deberán hacer por mí.
Ya sólo me queda una pierna, la otra ha salido despedida en mil pedazos minúsculos, sangrientos, estériles.
Pero no pasa nada, es lo que hay. No he sido el primero..., ¡lástima que no seré el último!
Estoy vivo y aún tengo siete años.

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